Dado que las turberas son los mayores almacenes de carbono terrestre del mundo, su degradación provoca grandes cantidades de emisiones de carbono (el 5% de las emisiones mundiales causadas por el ser humano). Pero estos ecosistemas tienen además otras magníficas propiedades.
El colectivo de jóvenes RE-PEAT cree que las turberas deben ser una parte vital de las conversaciones sobre la ecología y el clima. También ven que los debates sobre las turberas pueden crear puntos de vista muy novedosos sobre otros temas que se entrecruzan, como la justicia social, la salud, la economía, la lengua y la historia.
Su trabajo, basado en toda Europa, sigue tres vías principales: educación, colaboración y reimaginación.
Hasta el momento han desarrollado un programa de educación en la escuela primaria para fomentar la concienciación desde una edad temprana, se trata de un proyecto piloto escalable que ha comenzado en Irlanda y que esperan lanzar en muchas más escuelas el próximo año. También han recopilado relatos personales y artísticos de las turberas de toda Europa en una Antología de la Turba de la UE, antes de la decisión de la Política Agrícola Común por parte de los miembros del Parlamento de la UE. Otra iniciativa fue la de organizar dos festivales mundiales de la turba de 24 horas que, combinados, incluyeron más de 80 charlas y sesiones online. A todo lo anterior se suma la creación de una serie de 10 partes de seminarios web centrados en las turberas del Reino Unido para crear un impulso antes de la COP26 y la WCSS22 en Glasgow.
En los próximos 5 años esperan crear una red internacional de jóvenes que defiendan las turberas, impulsen una política más audaz sobre las mismas y trabajen para amplificar las voces subrepresentadas.