En un mundo moldeado histórica y actualmente por estructuras coloniales y patriarcales opresivas, este premio homenajea la necesidad y la relevancia del conocimiento tradicional y ecológico, así como las prácticas ancestrales e indígenas basadas en la naturaleza.
Los ganadores del premio compartirán una cantidad de 20 000 libras (casi 24 000 euros), provenientes de Be The Earth Foundation y Savitri Trust.
La lucha por el acceso a la tierra es una constante en la historia de Brasil, desde las primeras revueltas indígenas hasta la aparición del Movimiento de los Sin Tierra (MST). A partir de la década de 1980, la lucha por la reforma agraria cobró impulso con el MST liderando ocupaciones de tierras y defendiendo la justicia social. Con más de un millón de miembros, el MST es el mayor movimiento social de América Latina y desempeña un papel político clave en Brasil.
El asentamiento de Terra Vista, en el municipio de Arataca, Bahía, fue un logro histórico para el MST. El movimiento ocupó y aseguró la tierra con fines sociales en 1994, después de cinco desalojos y de enfrentarse a la oposición de los colonizadores y terratenientes de la región. En el 2000, Terra Vista inició una transición agroecológica, reforestando la tierra, abandonando los insumos químicos y adoptando prácticas regenerativas, como la agroforestería cacao-cabruca. La recuperación resultante del 92 % del bosque ribereño del río Aliança y del 80 % de los manantiales ha fortalecido la ecología local, además de erradicar el hambre en el asentamiento.
A pesar de estos importantes logros, el asentamiento se enfrenta a retos para ampliar y profundizar en el uso de la agroecología debido a la falta de recursos, asistencia técnica y educación adecuada.
Según los principios indígenas y quilombolas, la regeneración de un territorio se considera inseparable de la regeneración de las comunidades que lo habitan. La agroforestería desafía la lógica de la agricultura industrial y de la conservación ambiental preservacionista; esto integra la regeneración ecológica, la participación humana y la producción sostenible de alimentos.
Fundada en febrero de 2015, Bari Wesna surgió como respuesta a la creciente deforestación y a las amenazas que sufría el sustento de los indígenas de la Amazonia. La organización se creó con la idea de restaurar los ecosistemas locales mediante la introducción del conocimiento ancestral y moderno, con el foco puesto en la sostenibilidad y en la igualdad de género.
La organización opera en un ambiente físico con alta biodiversidad de la Amazonía peruana, incluidos territorios de Ucayali, Huánuco y Loreto, donde las comunidades indígenas afrontan amenazas como la deforestación, la pérdida de recursos naturales y los efectos del cambio climático.
Bari Wesna trabaja estrechamente con los pueblos shipibo-konibo, ashaninka y yanesha, y anima a que las comunidades participen activamente en la gestión de sus territorios y en los bosques comunales. La organización, asimismo, promueve prácticas económicas sostenibles que generan un ingreso a las comunidades y, al mismo tiempo, contribuye a su bienestar y desarrollo sin comprometer al entorno natural.
Desde su creación, Bari Wesna ha implementado con éxito el Sustainable Forest Programme, promoviendo la reforestación de las zonas degradadas y fortaleciendo el gobierno territorial. Además, ha formado a las comunidades indígenas en la gestión sostenible de los recursos y ha desarrollado colaboraciones clave con organizaciones locales e internacionales.
El Colectivo de Mujeres del Gran Chaco Americano tiene como objetivo apoyar a mujeres en sus territorios mediante la ocupación de espacios y lugares que promuevan la formación entre pares y la circulación de conocimientos usando tecnologías de la información, comunicación intercultural y conectividad.
La organización trabaja en toda la región del Chaco Americano, situada en Bolivia y Paraguay: una región con una enorme diversidad física, económica y sociocultural, y con amplias zonas que se enfrentan a problemas de transporte y movilidad y a una comunicación y conexión limitadas.
Unas pequeñas productoras rurales e indígenas —principalmente guaraní y wichis— trabajan a escala familiar en la producción agrícola y en artesanías. A menudo les falta el agua, se enfrentan a la inseguridad de la propiedad de la tierra, a las amenazas ambientales y se ven obligadas a reubicarse.
Con el tiempo, han surgido espacios que permiten el intercambio de conocimiento y experiencias; esto ha proporcionado espacios para escuchar y dialogar que cruzan las fronteras geográficas.
El Colectivo de Mujeres del Gran Chaco Americano busca fortalecer estos espacios y catalizar viajes y más intercambios entre mujeres.
Asimismo, busca más encuentros trinacionales para:
Colectivo Suumil Móokt’áan es un colectivo familiar maya ubicado en Sinanché, Yucatán, México. El colectivo vive en una zona costera que ha sido devastada por los monocultivos de henequén (agave) y ha experimentado un abandono masivo del campo de personas que se desplazan a otros lugares.
Fundado en 2020, su trabajo busca crear condiciones que permitan a los jóvenes permanecer en la comunidad y construir medios de vida significativos alineados con la cultura maya. La organización comenzó la construcción de su proyecto solar maya en plena pandemia de Covid, un proyecto que ofrece un espacio para el aprendizaje intergeneracional y la reivindicación de formas de vida como pueblo maya.
Desde entonces, el Colectivo Suumil Móokt’áan ha creado diferentes espacios e iniciativas que ofrecen oportunidades de aprendizaje, incluyendo:
Estos espacios ponen de manifiesto la vigencia de las formas de vida de las abuelas y abuelos de los participantes, permitiendo el aprendizaje intergeneracional de conocimientos prácticos y arraigados de la vida cotidiana en torno al cuidado del territorio, la salud y la soberanía alimentaria.
Indigenous Women and Girls Initiative (IWGI) es una organización comunitaria que trabaja para empoderar a los pastores indígenas del condado de Baringo (Kenia)
Su objetivo es transformar los medios de vida de los pueblos indígenas de Baringo y otros lugares mediante la agroecología y la permacultura, mejorando la resiliencia de la comunidad al cambio climático. Mediante el fomento de prácticas sostenibles y la defensa de la igualdad de género, pretende crear un mundo en el que las mujeres y niñas indígenas puedan prosperar con dignidad y respeto.
Sus actividades clave incluyen:
Hasta la fecha, el IWGI ha formado a más de 87 líderes campesinos y a sus comunidades en prácticas agroecológicas. También ha creado 30 huertos comunitarios y tres centros agroforestales.
La Meli Bees Network es una organización dirigida y fundada por indígenas, nacida de la necesidad crítica de combatir los efectos devastadores de la deforestación y la degradación medioambiental en la Amazonia.
Meli tiene su sede en Alemania, fundada por un omágua de Brasil que reside en el país europeo. Desde su fundación con comunidades amazónicas hace cuatro años, la red ha ampliado sus operaciones a todo Brasil y a comunidades de la América Latina hispanohablante, con sus comunidades más comprometidas en Brasil, Perú y México. Meli se centra en el empoderamiento de los pueblos indígenas y las comunidades locales para reclamar su autonomía, fortalecer la administración de sus territorios y amplificar sus voces en un escenario global, todo ello en el marco de la justicia climática y la resiliencia. Meli cree que quienes están más conectados con la tierra tienen las soluciones a las crisis medioambientales a las que nos enfrentamos.
Su impacto alcanza ya a cerca de 100 comunidades indígenas y locales. Pone en contacto a los líderes comunitarios con recursos vitales, ya sea financiación u oportunidades de desarrollo de capacidades, y los equipa para encabezar proyectos que no sólo protejan sus territorios, sino que también mejoren la gestión sostenible de la tierra y mejoren sus vidas. Gracias a estos esfuerzos, ha creado una próspera red que transforma el conocimiento y la acción locales en impacto mundial.
En cada comunidad, la red encuentra su fuerza en la conexión profundamente arraigada con la tierra. Meli muestra al mundo que vivir en armonía con la naturaleza no solo es posible, sino que es esencial. Cree que cada árbol, cada planta, es un reflejo de lo que somos.
When the founder of Naga Indigenous Peoples Food Foundation moved away from their home in Manipur in search of better opportunities, they tried to recreate their mother’s healing broth. They bought the same ingredients from the market, but it never tasted the same, not even close. They later conducted research that compared ingredients and discovered that the rich biodiversity of the Indo-Burma Biodiversity Hotspot, home to the Naga Indigenous people, was the key to that distinct flavor.
This realisation inspired them to preserve this sustainable food system and to establish Naga Indigenous Peoples Food Foundation, with the aim of economically empowering indigenous farmers who often do not receive fair compensation for their produce.
The foundation involves the Tangkhul Naga Peoples and aims to document Indigenous knowledge, raise awareness, and collaborate with local communities, knowledge centres, and government bodies to empower food producers while ensuring their practices are respected and valued.
Over the next five years it seeks to develop a network of 10,000 empowered farmers, serving as a sustainable business model for sustainable food systems. It aims to represent indigenous peoples in regional, national, and international advocacy efforts, highlighting the importance of biodiversity and indigenous knowledge in food production.
La Organización Ecológica Sol y Verde es una organización de base, regenerativa y educativa sin ánimo de lucro que trabaja en un contexto rural e indígena al borde de la Reserva de la Biosfera Maya, en el norte de Guatemala.
La misión de Sol y Verde es proteger y restaurar los ecosistemas amenazados apoyando la justicia climática, la resiliencia de la comunidad y la conservación y celebración de la cultura indígena de la que es parte. Su trabajo se centra en las soluciones para el uso y administración de la tierra con el fin de garantizar la soberanía alimentaria a las comunidades rurales vulnerables, sobre todo a mujeres, jóvenes y grupos indígenas que se han visto afectados por el desplazamiento y el cambio climático.
Su trabajo se ha centrado en las siguientes áreas:
The Cultural Conservancy (TCC) is a Native-led non-profit organisation based in San Francisco, California. Founded in 1985, its mission is to protect and revitalise Indigenous cultures through the direct application of traditional knowledge and practices on ancestral lands.
It works with Native/Indigenous peoples locally and globally on community-based projects that are shaped by community requests and guided by the Native Advisory Council of Traditional Knowledge Holders, land-care practitioners, and community leaders. From language revitalisation and traditional carving projects to Indigenous agricultural sciences and traditional land tending, critical to its work is the acknowledgement of the sacred relationship Native peoples have to their lands and waters and the importance of this relationship to their physical, mental, and community health.
TCC is deeply rooted in Turtle Island (North America), with strong connections to Hawai’i, Central and South America, and Moana (the greater Pacific). It also increased its work with California Indian communities, including recognised tribes/sovereign nations, unrecognised tribes, Native organisations, and urban, intertribal Indian communities. It commits to Indigenous youth and elders and promotes intergenerational sharing and knowledge exchange.
Through its flagship Native Foodways Programme and its land project Heron Shadow, it:
The Mesoamerican Permaculture Institute (IMAP) was founded in 2000 by a group of Maya Kaqchikel community members from San Lucas Tolimán, along the shores of Lake Atitlán, Guatemala.
The founders were deeply concerned about the environmental and social problems that affected so many living beings around the lake. The forced imposition of monoculture cash crops threatened communities’ food sovereignty, reduced land access, and contributed to environmental degradation. These farmers knew their ancestors lived in harmony with nature, stewarding the land and caring for their communities’ food and medicinal needs with native plants. However, colonialism violently wrested those cultural, spiritual, and agricultural practices from communities.
IMAP has worked for 24 years, combining permaculture education with the recuperation and application of ancestral knowledge. It develops knowledge and skills needed to guarantee food sovereignty, community development and biodiversity. IMAP has supported 15,000+ small farmers to produce, harvest, and use native plants and seeds like amaranth and chia in polyculture plots. These plants are better adapted to local conditions and resistant to disease, fighting malnutrition and helping local people become more resilient in the face of climate change.
IMAP believes efforts to support local biodiversity must include:
By focusing on food sovereignty – the right to produce and eat wholesome, culturally relevant food – sustainable, agroecological solutions are created that provide sustenance, promote ancestral practices, and support campesino farming based on respect for Mother Earth.
The Returning Indigenous Corporation is an Indigenous women-led not-for-profit based in Bundjalung Country, Australia. Its mission is to bring all people back into right relationship with self, community and Country, creating healing for ourselves and for the planet.
The Returning Indigenous Corporation was established to deepen and expand on the decolonised cultural and wellbeing events already being run by its founder, creating opportunities for Indigenous cultural facilitators to lead the regeneration and social resilience movement on Bundjalung Country.
Its primary purpose is to provide opportunities and support for Indigenous women, Elders and their families to connect with Country, be recognised and remunerated for their cultural knowledge, and improve their health and wellbeing. Its secondary purpose is to build deep connections between Indigenous and non-Indigenous people, inviting all people to learn from their ancient wisdoms and cultures.
The Returning Indigenous Corporation offers seven programmes across the region focusing on nature therapy principals, health retreats and family support services. The Indigenous-only programmes offer safe spaces of healing and cultural connection, while the open programmes create deep learning, connection and healing between Indigenous and non-Indigenous people.
The organisation recognises that climate change is already disproportionately affecting Indigenous people on Bundjalung Country and believes that through reconnecting all people with land, waters, health and wellbeing, everyone can thrive together as a resilient and regenerative community.
The Uru Uru Team is an indigenous women-led group from the Aymara community in Bolivia. It is dedicated to the restoration of ecosystems through a blend of traditional knowledge, community empowerment and scientific innovation.
The team was founded in 2021 to act as a steward of Lake Uru Uru, a vital water source that has faced significant ecological degradation due to pollution, climate change, and overexploitation of resources. The team collaborates closely with local indigenous communities to implement nature-based solutions, particularly through restoration of native aquatic plants, which play a critical role in water purification and maintaining the lake’s ecosystem.
Bolivia’s Andean highlands, where the team operates, presents a challenging physical environment characterised by extreme weather and fluctuating water levels due to climate change. The social context includes a deep connection between indigenous communities and their land, but these communities often face marginalisation and lack access to resources and opportunities. Economically, the region is characterised by poverty, with many families relying on agriculture and fishing for their livelihoods, both of which are threatened by the lake’s degradation.
Since inception, it has: