Esta categoría está conformada por un Premio a la Influencia y dos Influencia: Premios a la Agroecología.
Los Premios se concedieron a tres organizaciones que se repartieron un fondo de 45.000 libras esterlinas.
El Amazon Research Internacional (ARI) es una organización afincada en Perú fundada en 2021 que une el conocimiento tradicional con la ciencia moderna para regenerar la selva amazónica de forma sostenible, salvaguardando la biodiversidad, la cultura y las comunidades.
ARI se centra en preservar la biodiversidad, los ecosistemas y el conocimiento indígena a través de la conservación, la investigación, la educación y el fortalecimiento de la comunidad. Su misión es mitigar el cambio climático, regenerar las especies y ecosistemas, elevar el conocimiento tradicional y potenciar los medios de vida, cosa que beneficia tanto a la naturaleza como a la cultura.
ARI opera en cuatro regiones —Loreto, Junín, Madre de Dios y Cuzco— y ha colaborado con las mujeres Ese Ejje de la Amazonia boliviana como quinto piloto regional. Colabora con las comunidades kukama-kukamiria, ashaninka y harakbut; y, aunque cada una tiene una visión del mundo distinta, todas están unidas porque creen en la interconexión entre la naturaleza y la humanidad.
La organización se centra especialmente en las abejas sin aguijón, fundamentales para la ecología y cultura del Amazonas. La disminución de las abejas amenaza la salud del suelo, las cadenas alimentarias, la medicina tradicional y el conocimiento cultural que tiene siglos de antigüedad. ARI documenta el conocimiento tradicional sobre las abejas sin aguijón y lo complementa con investigaciones científicas revolucionarias.
En la actualidad, colabora con el Earth Law Center para desarrollar la primera declaración de derechos de la naturaleza para las abejas sin aguijón. Esto lo llevan a cabo las comunidades ashaninka; se presentará a las municipalidades locales y, finalmente, al congreso, para protección legal.
Glasbren (que en galés significa «retoño») se fundó para ofrecer vías accesibles de aprendizaje sobre permacultura, alimentos locales ricos en nutrientes y explorar el papel que pueden desempeñar las granjas comunitarias en la regeneración ecológica, social y cultural.
En sus primeros años, estableció un paisaje vivo de alimentos de 3 acres, diseñado holísticamente, desde el que alimentaba semanalmente a 50 hogares mediante un plan de cajas de verduras de apoyo comunitario.
Durante la pandemia y la crisis del coste de la vida, se asoció con organizaciones como Social Farms and Gardens, UWE Bristol, el ayuntamiento local, bancos de alimentos, organizaciones benéficas y centros de bienestar para poner a prueba un programa de cajas de verduras solidarias y explorar el papel que podían desempeñar las granjas en la lucha contra la desigualdad, la pobreza alimentaria, los hábitos de desperdicio y los problemas de salud relacionados con la dieta. Glasbren ofreció talleres gratuitos, vídeos y recursos para cocinar según las estaciones y cultivar alimentos, con la participación de los niños y las escuelas locales.
De este modo, ha ido creando una comunidad de prácticas de permacultura comprometida a través de una comunicación abierta y regular, programas de voluntariado, actos comunitarios, fiestas y jornadas de puertas abiertas, y fomentando asociaciones estratégicas a nivel local y nacional.
En 2023, la organización fue seleccionada para convertirse en la guardiana a largo plazo de una granja de 134 acres del National Trust, con el mandato de trabajar por la naturaleza, las personas y el planeta. El nuevo emplazamiento está a tan solo nueve millas de la granja original y, aprovechando su red comunitaria existente, Glasbren planea crear un centro comunitario, una fuente accesible y segura de alimentos locales y convertirse en un faro de lo que granjas como esta podrían ser como vehículos de regeneración.
El extractivismo representa una amenaza constante para el territorio Kukama de Perú y la pérdida de la identidad cultural de la gente de Kukama.
Los kukama conciben el territorio como un todo y las mujeres tienen una conexión intrínseca con él. El término «kukama», por ejemplo, está formado por dos palabras: «ku», que significa «campo, y «kama», que significa «pecho», y significa «seno del campo» o «alimentado por el campo». Dado que las vidas de los kukama dependen de los ecosistemas de los bosques de las riberas bajas del río Marañón, y teniendo en cuenta cómo se han adaptado y coexistido con ambos durante décadas, el territorio y los ríos son inseparables de su cultura y forma de vida. Consideran que los ríos son seres vivos con alma y, por tanto, sagrados.
Fundado en 2001, Huaynakana Kamatahuara Kana se embarcó en un largo viaje de acciones, protestas y movilizaciones colectivas que perseguían la justicia medioambiental, pues la salud del río se vio mermada por las industrias extractivas.
En septiembre de 2021, Huaynakana presentó una demanda constitucional para que Perú reconociera de forma urgente al río Marañón como un ser vivo con derechos. En marzo de 2024, la corte provincial de Nauta declaró que el río Marañón cuenta con derechos intrínsecos, entre los que se incluyen el derecho a fluir, el de no tener contaminación y el de ser restaurado para recobrar la salud medioambiental. Esta decisión también reconoció a las comunidades indígenas como las representantes legales, defensoras y guardianas del río. Esta resolución histórica fue ratificada por el Tribunal Supremo el pasado noviembre.
Huaynakana juega un papel clave en la defensa de los derechos del Marañón y en apoyar la regeneración y la conservación de las vías navegables mediante esfuerzos de reforestación porque, sin el río, estos bosques singulares no pueden existir.