Como miembro de organizaciones de agricultura orgánica a pequeña escala, el fundador de Terrena se dio cuenta de que Bolivia no tiene acceso a semillas orgánicas. La tradición de la tutela de semillas está desapareciendo lentamente, por eso la organización inició un banco de semillas comunitario.
Terrena recolecta, limpia y guarda semillas, y las pone a disposición de las comunidades de agricultores a través del intercambio. La organización se dio cuenta de que hacían falta proveedores de semillas orgánicas y una tutela más estructurada y profesional, para que los productores pudieran acceder a semillas de más calidad.
Actualmente lleva a cabo un programa piloto con tres agricultores para establecer un jardín de semillas con cada uno y cultivar nueve tipos diferentes de verduras.
Al mismo tiempo, está desarrollando un sistema que servirá como formación a los productores para adquirir habilidades técnicas y de gestión, y fundar así la cooperativa de tutela de semillas de Bolivia
